Antes de firmar cualquier contrato es necesario conocer el alcance de las obligaciones que vamos a contraer, en los de franquicia se hace aún más evidente, puesto que hacen recaer una gran carga sobre el franquiciado.  

La buena imagen de la que gozan las franquicias,  hace que en el mayoría de los casos el franquiciado no desconfíe de la información que ha recibido de la empresa franquiciadora. La ilusión que para la mayoría implica montar su propio negocio es motivo suficiente para despreciar cualquier duda que nos pudiera surgir antes de contratar.  Y es que, no nos engañemos, cuando estamos contemplando la posibilidad de participar en un nuevo proyecto, en la mayoría de los casos no querremos escuchar ninguna crítica, más aun si esta proviene de personas, que aún no han sucumbido a los  encantos de la franquicia y de su modelo de negocio.

Las empresas franquiciadoras  aprovechan su buena imagen para imponer contratos imposibles

La realidad es que las franquicias gozan de una magnífica imagen, fruto de las constantes acciones que realizan en promoción de su sistema y también porque reman a favor de corriente; lo explico: Existe desde hace tiempo una déficit de puestos de trabajo especialmente para determinadas franjas de edad, además la mayoría de los negocios están inventados, con lo cual las posibilidades de encontrar o inventar uno novedoso resultan muy escasas. En este contexto las empresas franquiciadoras encuentran un caldo de cultivo ideal para convencer a los futuros franquiciados.

Tampoco existe en el mercado ningún medio de información, que analice ni mucho menos cuestione, la viabilidad de los negocios franquiciados. Pero si existen innumerables medios controlados por las empresas franquiciadoras que constantemente están difundiendo los supuestos éxitos que obtienen estas empresas, éxitos que no son reales en la mayoría de los casos.

No existe una regulación específica ni ningún tipo de control administrativo para las empresas franquiciadoras

Hay que decir porque es muy importante, que  no existe en nuestro ordenamiento  una regulación específica para el contrato de franquicia, ni siquiera un control administrativo para las empresas que pretenden franquiciar, lo que provoca que las empresas franquiciadoras campen a sus anchas en nuestro país. Y esta situación lleva años produciendo diferentes problemáticas y todas ellas contrarias a los intereses de los futuros franquiciados. Una de ellas es que las empresas franquiciadoras al elaborar los contratos introducen en ellos, multitud de cláusulas para garantizar el control total de la relación. No se trata de cláusulas ilegales, pero si inaceptables en la medida que someten al futuro franquiciado a una serie de obligaciones, que restringen por completo su libertad como empresario. Por si alguien lo desconoce, estos contratos incluyen además elevadisimas multas y contemplan obligaciones incluso para cuando cesa la relación contractual, sirva de ejemplo la famosa cláusula de no competencia post contractual. Por si no fuera suficiente con la desmesurada carga obligacional que imponen, en muchos casos incluso también consiguen vincular al futuro franquiciado,  al hacerle responder a  título personal de las obligaciones derivadas del propio contrato, lo que a menudo provoca situaciones lamentables, para aquellos  que han tenido que cesar en su relación contractual. 

El futuro franquiciado debe mostrarse muy desconfiado antes de contratar asesorarse `por expertos y realizar todo tipo de investigaciones sobre la empresa franquiciadora y sobre el modelo de negocio franquiciado.

En este escenario mi consejo es que antes de firmar un contrato con una empresa Franquicidora, al menos se  lleven a cabo  las siguientes acciones:

  1. Cuestionar la veracidad de la totalidad de la información recibida de la empresa franquiciadora. A menudo se entrega información falsa, sin que este acto tenga mayor trascendencia.
  2. Recabar la mayor cantidad posible de información independiente sobre el sector, el modelo de negocio franquiciado y de su rentabilidad.
  3. Habrá que hacer que un especialista analice la viabilidad del plan de negocio recibido de la empresa franquiciadora.
  4. Habrá que poner en manos de un abogado el contrato, para que nos explique el alcance de las obligaciones que vamos a contraer.
  5. Una vez tomada la decisión de contratar, incluso habrá que rechazar la firma de cualquier contrato que incluya cláusulas abusivas y aquellas que nos hagan responsables a título personal de las obligaciones derivadas del contrato. 

Y ES QUE NINGUN CONTRATO DE FRANQUICIA JUSTIFICA QUE HIPOTEQUEMOS NUESTRO FUTURO.